Naciones Unidad publicó hace poco que el 55% de las personas viven en ciudades. Y que, además, en 2050, esa cifra subirá al 68%. Esto hace que aumente la contaminación en las áreas metropolitanas y el espacio urbanizado; por ende, la disminución de las zonas verdes. Esta escasez de plantas, causantes y encargadas de la purificación del aire y el equilibrio de las temperaturas, provoca una peor calidad de vida, enfrentándose a mayores riesgos de salud.
Intentando evitar esto, cada vez están más en boga las ciudades sostenibles; sobre todo después de las recomendaciones del Foro Económico Mundial de plantar bosques urbanos con especies nativas, aunque sean pequeños, intentando luchar contra el cambio climático y la desertización (que crece de manera alarmante cada año en países como España). De hecho uno de los mayores proyectos es el que se está llevando a cabo con la Gran Muralla Verde del Sahara y el Sahel, cuyo objetivo es frenar el avance del desierto.
Estos bosques urbanos suponen un menor impacto en la pérdida de biodiversidad, la reducción de la contaminación atmosférica y la reducción de las temperaturas y el cambio drástico de las mismas en las zonas aledañas. Así se demuestra en las zonas cercanas de pulmones urbanos como el Parque del Retiro en Madrid, Hyde Park en Londres o Central Park en Nueva York.
La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura afirma que estos bosques permiten eliminar contaminantes, reducir el ruido, mejorar las temperaturas, mitigar los efectos del cambio climático, suministrar distintos productos y energía renovable, proteger las fuentes hídricas y prevenir la erosión del suelo y las inundaciones. Para promocionarlos, esta organización facilita ciertas recomendaciones:
Por ello, el objetivo para el año 2030, es plantar 500.000 hectáreas de nuevos bosques urbanos y restaurar o mantener otras 300.000 hectáreas de bosques naturales. Intentando mejorar la calidad del aire y creando zonas dónde huir del calor en la ciudad para los vecinos.
En Madrid, dentro del Plan 360, se ha proyectado un bosque metropolitano que sirva como nuevo pulmón verde de la ciudad. Este área de 600 hectáreas pretende empezar con 100.000 árboles de especies autóctonas, para acabar con unos 450.000 árboles.
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