Los accidentes hogareños: cortes con un cuchillo, quemaduras por tocar el horno o por una salpicadura de aceite, precisan atención o unos primeros auxilios. Por ello, la presencia de un botiquín en casa con elementos sanitarios y medicamentos básicos es necesario.
El botiquín debe ser un lugar limpio y espacioso que garantice la protección del contenido de agentes del exterior y de la suciedad. Debe guardarse en un lugar fresco y seco. Esto entra en contradicción con el hábito de muchos hogares de tenerlo en el baño, donde está expuesto al calor y la humedad.
En cuanto a su contenido, conviene revisarlo al menos dos veces al año para desechar lo que se vaya caducando y reponer lo terminado. Debe tener tres tipos de productos: material para primeros auxilios, teléfonos de urgencia y medicamentos. Nos referimos con productos de primeros auxilios toallitas de alcohol o hidrogel; antisépticos (agua oxigenada o alcohol); suero fisiológico; pomada para quemaduras leves; gasas; tiritas o vendas (de distintos tamaños) para cubrir heridas o controlar hemorragias; y esparadrapo.
En nuestro botiquín en casa debemos tener también medicamentos, pocos y los imprescindibles, pero tener a mano lo necesario; con el envase original y el prospecto. Destacan los analgésicos como paracetamol o el ibuprofeno; antigripales; antihistamínicos, sobre todo si hemos tenido algún episodio alérgico en el pasado; antiácidos para el estómago; y algún laxante y antidiarreico.
Y el gran imprescindible: el termómetro. Ya sea de infra-rojos, mercurio o digital.
Para acabar, los expertos explican que es importante tener los teléfonos a los que llamar en caso de urgencia, para que, en caso de necesitarlos, se acceda a ellos lo más rápido posible. Como el del hospital más cercano o el que nos corresponde por zona; el del centro de salud; el de la policía y los bomberos.